Hematomas: Se deben a la sangre que escapa de unos vasos subcutáneos dañados generalmente por un fuerte golpe. Su ciclo curativo, con cambios en su coloración, refleja la rotura de los vasos y la dispersión de la sangre.
Tanto el árnica como la consuelda acelerarán el proceso de curación. A tal fin empapemos un trozo de tela limpio con una mezcla formada por una cucharadita de tintura de árnica y 500 ml de agua caliente para obtener una compresa, y apliquémosla al hematoma. Sustituyamos la compresa cuando se enfríe, por otra que este caliente y repitamos el proceso tantas veces como podamos, ya sea durante varias horas o hasta que el dolor cese. Alternativamente se puede aplicar crema de árnica o de consuelda o aceite diluido de esta última cada pocas horas o, en el caso de que dispongamos de consuelda en nuestro jardín, introduzcamos unas cuantas hojas en una trituradora de cocina y luego utilicémoslas como cataplasmas.
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