martes, 18 de junio de 2013

Varices:



Las varices son venas que se inflaman o tuercen, ya sea por una debilidad en la pared de la vena o una válvula defectuosa en alguna parte de la vena misma. En cualquiera de estas situaciones, el dolor en las piernas, con los abultamientos y la piel descolorida, son la evidencia de dicha condición. También se conoce como insuficiencia venosa. Las venas son prominentemente visibles. Asimismo, también pueden aparecer las venas de araña o brotes de araña, que son diminutas venas dilatadas que se encuentran entre las capas de la piel. Los calambres en las pantorrillas, en especial durante la noche, suelen ser síntomas recurrentes. Lo mismo sucede con la comezón o una sensación de ardor.
Tomando en cuenta que las venas de las piernas soportan una cantidad considerable de sangre, a cada paso, una cantidad grande golpea las venas. Los impactos repetidos estimulan la flebitis (inflamación de la membrana interna de la vena). Más aún, si hay coágulos o costras en las venas (por lo general adheridas a la superficie interna), el impacto puede liberarlos hacia el torrente sanguíneo y provocar que sean arrastrados hasta el corazón y los pulmones, ocasionando una tromboflebitis.
Las compresas y los vendajes de barro alivian la sensación de hinchazón y pesadez. Diluya el polvo de barro con agua y unas gotas de vinagre de sidra. A continuación, extienda la espesa mezcla de un dedo de grosor sobre un paño fino o gasa. Ponga esta compresa sobre la zona dolorida y cúbrala con un paño de algodón. Otra forma de hacer un vendaje extraordinario consiste en empapar un paño de algodón en el agua arcillosa.
Otra manera de calmar el dolor es aplicar un vendaje de col. Separe las hojas de col gruesas, jugosas y de color verde oscuro de la col. Lávelas y corte los nervios especialmente duros del centro. A continuación, coloque las hojas en una base de plástico o metálica y aplástelas con una botella de cristal o con un rodillo de teflón hasta que salga la savia de fuerte olor. Coloque las hojas en forma de teja sobre el lugar correspondiente y vende con un paño, sujetándolo bien. Deje actuar durante 1 hora o, en caso necesario, toda la noche. Pasado este tiempo retire el vendaje, lave la piel delicadamente con agua caliente y friccione con hierba de san Juan o aceite de oliva.
Muy apropiada para el tratamiento de varices es la infusión de caléndula. Hierva durante 5 minutos 1 litro de agua mezclado con 75 gramos de flores de caléndula. Deje reposar 5 minutos y empape una compresa fría con el líquido. Aplíquela sobre la zona afectada.

Otro  calmante del dolor producido por las varices es la decocción de ciprés. Para su elaboración necesitará 90 gramos de conos de ciprés frescos por cada litro de agua. Trocee los conos y hiérvalos durante 10 minutos. Deje que repose 15 minutos y cuele. Con la decocción todavía tibia lave la zona afectada y luego humedezca una compresa y sujétela al área varicosa con una venda. Repita la operación 3 veces al día.

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