Aceite de oliva: a diferencia de las grasas animales, no contiene colesterol y además reduce su concentración en sangre, esto es debido a la composición equilibrada de ácidos grasos, a lo que contribuye su riqueza en ácido oleico. Por ello, se considera un verdadero protector frente a la arteriosclerosis y las enfermedades cardiovasculares (infarto, accidente vasculocerebral, etc.). Asimismo, el aceite de oliva contiene una dosis bastante considerable de vitamina E. Aceite de oliva virgen: el que más virtudes nutricionales tiene. Es el más rico en vitamina E y provitamina A, y el que más beneficios tiene para la salud. Aceite puro de oliva: tiene un valor nutricional algo inferior. Aceite refinado de oliva: ha perdido parte de sus propiedades nutricionales. Aceite de orujo de oliva: calidad nutricional muy inferior.
Alcachofa: principios activos, -cinarina, flavonoides, insulina, potasio y magnesio. Aumenta la secreción de la bilis y la irrigación del hígado, por ello, mejora la digestión de los alimentos. También ayuda a regenerar las células hepáticas. Se recomienda en cólicos biliares, insuficiencia hepática, hepatitis e ictericia. Disminuye el colesterol y otras grasas de la sangre, lo que conviene en arteriosclerosis y en casos de piedras en la vesícula. También es diurética y depurativa, por lo que resulta eficaz contra la retención de líquidos. Y su bajo contenido en grasas la hace adecuada en dietas adelgazantes. Además, regula el nivel de glucosa en la sangre, lo que conviene a los diabéticos.
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