Zumo de naranja: si no se va a tomar enseguida, agregar unas gotitas de limón o vinagre para conservar la vitamina C.
Mantener las verduras en agua tras la cocción disolverá las vitaminas y los minerales que contienen.
Plátano: tiene un efecto saciante, por su riqueza en hidratos de carbono. Contiene abundante potasio, que es el contrapunto del sodio en el metabolismo. Mientras que el sodio se une al agua y aumenta la presión arterial, el potasio actúa de forma contraria. Por tanto, ayuda a eliminar líquidos y a reducir y prevenir la hipertensión arterial. Además, es muy rico en vitaminas A, C y del complejo B.
Té: es bueno para la piel, debido a su contenido en taninos, sustancias que actúan cerrando los poros. Esto lo hace especialmente recomendable contra el acné. Puede aplicarse tibio o frío mediante compresas durante 10 o 15 minutos, unos 15 días seguidos, y luego tres días a la semana.
Facilita la digestión y la asimilación de vitaminas y minerales. También es diurético, no solo porque se toma en infusión, sino por su contenido en sales de potasio. Además, tiene beneficios cardiovasculares, gracias a los flavonoides y taninos que contiene.
La teína y teofilina poseen propiedades broncodilatadoras, muy útiles para el tratamiento de la bronquitis y también en las crisis asmáticas.
El té verde ayuda a adelgazar ya que acelera el metabolismo de las grasas.
Cómo tomarlo: déjalo reposar 10 minutos tiempo necesario para extraer su máxima utilidad. Después los principios activos empiezan a destruirse. Prepáralo con agua a punto de hervir y añade una cucharadita de té por persona (una más si lo quieres más fuerte).
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